La clase estaba animada (hasta yo me sorprendí). Les había comentado a los estudiantes de primero que las leyendas que crearían se basarían en personajes de sus edades que pasan por momentos de soledad y falta de afecto por parte de sus padres.
Y empezó la lluvia de participaciones mencionando desde las posiciones más machistas como: "Los hombres no necesitamos tanto afecto como las mujeres" "los hombres nunca lloran" y similares. Luego vinieron los comentarios contra los padres que abandonan a sus hijos por sus trabajos y que ello crea en los niños la tristeza y poca comunicación que en algunos casos los lleva al embarazo no deseado en las mujeres y al suicidio en los hombres.
No pude continuar y ser la aguafiestas de tamañas participaciones. En una de esas termino diciendo que yo también puedo estar siendo una de esas madres que por trabajo deja a sus hijos lejos de su cariño y protección.
Luego, ya han pasado más de diez horas y el sabor acidulento de esos comentarios se van disipando, pero como ahora, en mis horas de insomnio no puedo evitar traerlas a la mente.
Pero, no será en vano. Algo hay que hacer.
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