Es muy fácil dar consejos en realidad, o al menos generalmente lo es.
Recibir los consejos es un poco menos fácil, a veces no queremos escuchar o estamos muy obstinados en nuestras decisiones.
Ahora me toca. Está en riesgo mi estabilidad laboral por una opción temporal para estar más cerca de mi familia. Además, una oportunidad de emprender una tarea más desafiante en similar campo en el que me desenvuelvo: la educación.
Y vienen los consejos: "primero, es tu familia...", "y tu estabilidad económica?", "arriésgate... hazlo", "necesitas experiencia"
...en fin. Y al final, tomar la decisión, equivocada o no, dispuesta a asumir las consecuencias con valor, esa era mi tarea pendiente.