Un día, después de releer la vida de mi pintor favorito Vincent Van Gogh y de haber pasado por esos momentos extraños que no faltan, tomé mi mochila, mi bicicleta y entregué mi solicitud de licencia para no trabajar, me fui y tomé mi año sabático (pero según yo nunca volvería) para seguir a Vincent. Locuras esas, lujos aquellos que me permitía.
Allí comienza nuestra historia. Pintando bodegones te conocí, supe de tu respirar cuando hiciste de eclipse entre el bodegón azul y yo (es decir te paraste frente al bodegón que yo pintaba y lo tapaste)
Empezó la amistad, la mejor amistad que ahora tengo la ocasión de disfrutar y de ofrecer.
A ti Daniel, en tu cumpleaños, te dedico esta memoria que sólo cuenta el inicio de nuestra historia de amor, el inicio de nuestra familia gracias a Vincent Van Gogh.